La creación de la Corporación para la Promoción de Puerto Rico como Destino (DMO) constituye un paso muy importante en los esfuerzos por consolidar al turismo como un sector primordial para la dinamización de la economía de la isla. Según sus proponentes, su objetivo es mercadear el destino puertorriqueño de una forma coherentemente sostenida y que garantice una marca de reconocimiento mundial.
El éxito de un proyecto de esta característica depende no solo de la eficacia y eficiencia de los mecanismos y estrategias de promoción que se utilicen, sino de la calidad del producto que se está promocionando. Sin lugar a dudas, el turismo en Puerto Rico ha sido el único sector que se ha mantenido con números saludables dentro de un entorno macroeconómico recesivo de más de 10 años, pero ello no esconde las debilidades que posee y que le impiden alcanzar su pleno potencial. Precisamente, uno de los principales retos que tiene el DMO es, ante todo, fomentar el turismo de una forma sistémica, que posibilite la eliminación de las debilidades estructurales y su mayor integración con el resto del tejido socioeconómico de la isla.
¿Cuáles son esas debilidades estructurales?: limitación en las modalidades practicadas (playa y negocio), alta concentración de los turistas en el área metropolitana (más del 80%), gran dependencia de las visitas familiares y de negocios (entre 40% y 50% de los turistas) y excesiva dependencia del mercado norteamericano (más del 88% de los turistas). Ello ha traído por consecuencia la recepción de una cantidad de turistas que no ha rebasado la cifra de los 3.7 millones anuales, bajo promedio de días de estancia de los turistas (2.5 días) y limitada participación del turismo en el Producto Interno Bruto (7%).
Para lograr que el turismo puertorriqueño sea capaz de trascender ese mercado cautivo que representa una población que viene a la isla por compromisos de trabajo o familiares y de atraer cantidades crecientes de turistas interesados por las bondades naturales o las atracciones que se les pueden ofrecer, necesita diversificar su oferta turística. La diversificación se encausaría a través de incentivar otras modalidades como el turismo ecológico, el de pesca, fotografía, el turismo de eventos, entre otros y también mediante la incorporación de nuevas regiones como receptoras del flujo masivo de turistas internacionales. Zonas como el oeste de la isla, que cuentan con fabulosas playas y las zonas montañosas, contribuirían a diversificar geográficamente la práctica de la actividad, además de que ayudarían a sustentar la vida de muchos paradores de capital local, que luchan por sostenerse frente a niveles bajos de ocupación.
En esta línea, una iniciativa podría ser el desarrollo del turismo multidestino doméstico, el cual posibilitaría que el turista no solamente visite la capital, sino también pueda disfrutar del inmenso potencial de atractivos naturales que se encuentra diseminados fuera de la zona Metropolitana. Las pequeñas dimensiones geográficas y la amplia cobertura vial de Puerto Rico son factores que facilitarían el contacto de los turistas con dicho potencial, teniendo muy en cuenta que mientras más variedad de amenidades se incorpore en el menú de entretenimiento de los visitantes, su estancia en la isla será más prolongada.
Otro eje del necesario replanteo del modelo turístico puertorriqueño es la diversificación de los mercados emisores de turistas. Puerto Rico tiene que enfocarse en mercados emisores tradicionales como el canadiense y el de Europa occidental, pero también en otros que han ido creciendo aceleradamente como el de China, que se ha convertido, en los últimos 10 años, en el mayor mercado emisor, sin obviar otros que están despuntando como Rusia y Ucrania. No olvidar el cono sur latinoamericano, asiento de una saludable clase media y que su conquista ayudaría a mitigar la estacionalidad en la práctica de la actividad en Puerto Rico, ya que el invierno en esa área del mundo coincide con el verano en la isla.
Finalmente, no perder de perspectiva la necesidad de desarrollar el turismo internacional a través de la integración de los diversos actores locales, como los gobiernos municipales, las comunidades y los negocios de capital puertorriqueño, lo cual no solamente le daría más perspectiva social a la actividad, sino que contribuiría a una mayor multiplicación de los impactos económicos positivos que ella provee.
Dr. Gerardo González Núñez